Eran unas buenas vacaciones en la paradisiaca isla caribeña de Saint X. La familia Thomas se alojaba en uno de los resorts de la isla. En la última noche de su estancia Alison desapareció. Ella era la mayor de las dos hijas que tenían Rick y Ellen. La segunda, Claire apenas tenía siete años. Alison de 18 años fue vista por última vez en el bar del lugar. Se le vio salir acompañada por dos chicos afroamericanos de nombres Clive y Edwin. Días después, trágicamente, su cuerpo fue encontrado sin vida. Clive y Edwin se convirtieron los principales sospechosos del crimen. El caso se volvió mediático, no se dejaba de hablar de la muerte de Alison en la prensa, del móvil del homicidio y de sus presuntos asesinos. Sin embargo, todas las evidencias reunidas no fueron contundentes para inculpar a Clive y Edwin y salieron libres. La prensa no estuvo conforme con que se cerrara el caso, pero comenzaron a redondear la historia como un misterio sin resolver. Por su parte, los padres de Alison estaban convencidos que la policía encubrió a los sospechosos. ¿Quién era Alison? Se pregunta su hermana ya de adulta y que, además, ha cambiado el nombre de Claire por el de Emily. Ya es mayor de edad, vive en Nueva York y trabaja en una editorial. Un día, sin temor a equivocarse, reconoce que el chofer del taxi donde viaja es Clive y lo comprueba con el tarjetón de identidad. Así que con todo propósito deja su teléfono celular y así entabla un acercamiento con él, obsesionada por conocer la verdad. En la novela se revela que la muerte de Alison afectó no sólo a los Thomas, sino también a una serie de personajes. El thriller no solo dibuja el perfil de la adolescente muerta, muestra como se juegan los roles raciales y los privilegios de los blancos en un entorno social y como una verdad tiene varias interpretaciones o es simplemente un misterio. |
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