Marc nunca imaginó que su padre hubiera tenido algún amorío con la pintora. Sabía que se conocieron y fueron cercanos porque Kahlo le regaló uno de sus cuadros: El corazón, que siempre adornó el salón principal de su casa.
En 2015, Marc recibió una llamada desde México. Su informante le dejó saber de una treintena de cartas, recados y tres fotografías que daban cuenta de una relación amorosa entre Frida y Michel. La pintora guardó todos esos documentos que él le escribió a ella. De Frida para él no existe ningún texto, pero está el cuadro que ella le regaló. A partir de esa pintura y de esos documentos encontrados es que Marc Petitjean dedica dos años de su vida a investigar y recrear la apasionante relación de su padre con Kahlo.
Fue una relación intensa y corta. Antes de morir, Michel Petitjean decidió que el cuadro fuera subastado. En 1992, un comprador anónimo adquirió la pintura por 395 mil dólares y desde entonces se desconoce dónde está y quién es el propietario de “El corazón” de Frida Kahlo.
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